Harto de ver cómo los equipos de fútbol base con más medios y presupuestos le endosan hasta 20 goles a las escuadras más débiles, el técnico del cuadro del CD Torremoya que milita en Segunda Infantil, Víctor Cabezón, hizo un gesto hace pocos días que pasará a la historia del balompié de base en la provincia de Málaga. Quitó a uno de sus jugadores al ver que el rival, que no había podido disponer de suplentes para este partido, se quedaba con diez efectivos por la lesión de uno de ellos."Fue al empezar la segunda parte. Íbamos ganando por cinco a uno y al ver que seríamos muy superiores a La Cala, que se acababa de quedar con diez, le dije a mi delegado que quería quitar a uno de mis jugadores". El delegado no daba crédito en un principio a lo que Víctor le decía, pero aceptó la táctica deportiva por las condiciones del rival. "Una semana antes ellos habían perdido en Antequera por 17-0 y si somos buenos educadores, más que buenos entrenadores, que es de lo que se trata, no debes querer para otro lo que no quieres para ti".Ni corto ni perezoso pidió permiso para quitar a un jugador al árbitro, que también se extrañó de la medida pero que al terminar el encuentro felicitó a Víctor. Desde ese instante lo de menos fue el resultado, o las caras de los pupilos del CD Torremoya, todos de 12 y 13 años. "Los niños no sabían qué pasaba. Les dije que al final les explicaría el motivo por el que quité a un compañero y con todo metimos tres goles más".Víctor Cabezón está cansado, como buen aficionado al balompié en edades tempranas, de ver goleadas de escándalo, por encima de 20 tantos de diferencia, con la firma del Málaga CF y otros clubes de grandes ciudades. "Deberíamos explicarles a los padres y madres, así como a otros entrenadores, que en estas edades, por encima del resultado hay que fomentar la participación de los chavales, de manera que no pierdan la ilusión por hacer deporte".
Torremoya
Jugadores. La escuadra del CD Torremoya de Benajarafe, que milita en Segunda Infantil.